Este poema es una de las “Rimas” de
Gustavo Adolfo Bécquer, el poeta más importante del Posromanticismo español
(segunda mitad del XIX). En particular, este poema pertenece a la segunda parte
de las “Rimas”, en las que el poeta ofrece una visión idealizada y exaltada del
amor. El Posromanticismo se caracteriza por una expresión más sencilla y
contenida, tal y como se aprecia en este poema.
El tema del texto es el amor
imposible. El poeta expresa la imposibilidad de alcanzar a la amada, ser
incorpóreo e intangible al que opone su propio yo, en perpetua tensión por
alcanzar ese ideal.
Estamos ante un texto lírico, en el
que el poeta expresa sus sentimientos en primera persona (voy a tocarte, soy yo, mi agonía, vuelvo), dirigiéndose también al
“tú” que simboliza el amor ideal (eres
tú, tocarte, te desvaneces, tus ojos).
El poema está formado por cuatro
estrofas, de las cuales la primera y la tercera tienen la misma estructura
métrica, y lo mismo ocurre con la segunda y la cuarta. En el primer caso, las
estrofas son de seis versos, tres de ellos decasílabos (1º, 2º y 5º) y tres
pentasílabos (3º, 4º y 6º), siendo agudos los dos últimos versos de cada
estrofa, lo que acentúa la musicalidad. Por otra parte, las estrofas 2ª y 4ª
constan de cinco versos, los cuatro primeros decasílabos y el quinto
pentasílabo y también agudo. En cuanto a la rima, en las estrofas 1ª y 3ª riman
entre sí en consonante los versos 1º y 2º, e igualmente los versos 3º y 4º. El
5º y el 6º también riman entre sí, pero en asonante. En las estrofas 2ª y 4ª,
la rima de los cuatro primeros versos es consonante, siguiendo el mismo esquema
de las estrofas 1ª y 3ª (1º con 2º y 3º con 4º), y el 5º verso rima en asonante
con el último verso de la estrofa inmediatamente anterior. Así, la estructura
métrica es de una perfecta simetría, que además está en consonancia con la
estructura interna del poema. Tal disposición de los versos es una muestra de
la libertad con la que el poeta romántico utiliza la métrica, sin sujetarse a
las normas convencionales. La polimetría y el pluriestrofismo están aquí
presentes, así como la mezcla de rima consonante y rima asonante en el mismo
poema.
El contenido del poema se estructura
en dos partes bien diferenciadas, y perfectamente simétricas: la primera (dos
primeras estrofas) centrada en el “tú” que representa a la amada imposible, y
la segunda (dos últimas estrofas) centrada en el “yo” del poeta que busca
incansable a esa amada ideal. Las palabras “tú” y “yo” están situadas
estratégicamente en el poema, al final de la primera estrofa de cada parte
respectivamente, y al principio de la segunda, lo que refuerza la simetría de
la estructura.
Desde el punto de vista
fonético-fonológico destacan en el poema algunas aliteraciones (de “l” en el
primer verso, de “r” en los versos 3º y 4º, de las nasales “m” y “n” en los
primeros versos de la tercera estrofa), que contribuyen a aumentar la
musicalidad del poema.
En el plano morfosintáctico debemos
destacar el predominio de los sustantivos y adjetivos (epítetos: cendal flotante, leve bruma, blanca espuma,
rumor sonoro…) sobre los verbos, especialmente en las estrofas 1ª y 3ª, en
las que solo hay un verbo, y además copulativo, “eres” y “soy” respectivamente,
ya que en dichas estrofas el autor simplemente define, primero a la amada y
después a sí mismo, y no hay por tanto ninguna acción. Todos los verbos están
en presente de indicativo, los copulativos porque definen y el resto porque se
refieren a lo que ocurre habitualmente (te
desvaneces, vuelvo, corro). Por otra parte, la modalidad oracional
exclamativa en las estrofas 2ª y 4ª intensifica el estado de ánimo ansioso y
desesperado del poeta. Como recursos literarios de este plano, destacan algunos
paralelismos que subrayan la musicalidad del poema: versos 1 – 2, versos 9 – 10
(con la anáfora de “como”), versos 12 – 13. Podemos decir que hay en el poema
dos anadiplosis que estructuran el contenido: versos 6 – 7 (repetición de tú) y versos 17 – 18 (repetición de yo), ya que cada uno de esos dos
pronombres es el eje de una parte del poema.
En el plano léxico-semántico hay que
destacar por un lado los sustantivos que sugieren inmaterialidad, como bruma, espuma, rumor, beso, aura, onda,
sombra, etc., asociados a la amada para subrayar su carácter inalcanzable.
En efecto, el poeta define a la amada con una serie de metáforas (cendal flotante de leve bruma, rizada
cinta…, rumor sonoro…, beso del aura, etc.) y comparaciones (como la llama, como el sonido, como la
niebla, etc.) que la califican como algo huidizo y poco material. Por otra
parte, el poeta se identifica con una onda
sonante en un mar sin playas, con
un cometa errante en el vacío, con un largo lamento del ronco viento, y con el ansia perpetua de algo mejor. Con todas estas metáforas se subraya
la angustia del poeta, su permanente búsqueda de la amada ideal. De alguna
forma, se asocia a la amada con la claridad (blanca espuma, arpa de oro, onda de luz, llama), y al poeta con la
oscuridad y la falta de horizonte (onda
en mar sin playas, cometa errante en el vacío) e incluso con el dolor (lamento del ronco viento).
Como conclusión, podemos decir que
este poema es representativo del Romanticismo por su métrica (polimetría y
pluriestrofismo), lo que debemos relacionar con el afán de no someterse a
ninguna norma, y sobre todo por su temática, el amor imposible (que se
relaciona con la tendencia al ideal propia de la época). Además, la expresión
directa de los sentimientos es otro rasgo propio del movimiento romántico, así
como la sintonía entre la naturaleza (mar
sin playas, ronco viento, cometa errante) y la intimidad del poeta.
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