ANTOLOGÍA POÉTICA
PRIMERA
ETAPA: ETAPA SENSITIVA
Aquella
tarde, al decirle
que me alejaba del pueblo,
me miró triste, muy triste,
vagamente sonriendo.
Me
dijo: ¿Por qué te vas?que me alejaba del pueblo,
me miró triste, muy triste,
vagamente sonriendo.
Le dije: Porque el silencio
de estos valles me amortaja
como si estuviera muerto.
-¿Por qué te vas?- He sentido
que quiere gritar mi pecho,
y en estos valles callados
voy a gritar y no puedo.
Y me dijo: ¿Adónde vas?
Y le dije: A donde el cielo
esté más alto y no brillen
sobre mí tantos luceros.
La
pobre hundió su mirada
allá en los valles desiertos
y se quedó muda y triste,
vagamente sonriendo.
allá en los valles desiertos
y se quedó muda y triste,
vagamente sonriendo.
(Rimas)
En
el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
-El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.-
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
-Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.-
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
nos quedamos los dos solos.
Desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
-El paisaje soñoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño.-
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
-Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos.-
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
(Rimas)
Yo
me moriré, y la noche
triste, serena y callada,
dormirá el mundo a los rayos
de su luna solitaria.
Mi cuerpo estará amarillo,
y por la abierta ventana
entrará una brisa fresca
preguntando por mi alma.
No sé si habrá quien solloce
cerca de mi negra caja,
o quien me dé un largo beso
entre caricias y lágrimas.
Pero habrá estrellas y flores
y suspiros y fragancias,
y amor en las avenidas
a la sombra de las ramas.
Y sonará ese piano
como en esta noche plácida,
y no tendrá quien lo escuche
sollozando en la ventana.
triste, serena y callada,
dormirá el mundo a los rayos
de su luna solitaria.
Mi cuerpo estará amarillo,
y por la abierta ventana
entrará una brisa fresca
preguntando por mi alma.
No sé si habrá quien solloce
cerca de mi negra caja,
o quien me dé un largo beso
entre caricias y lágrimas.
Pero habrá estrellas y flores
y suspiros y fragancias,
y amor en las avenidas
a la sombra de las ramas.
Y sonará ese piano
como en esta noche plácida,
y no tendrá quien lo escuche
sollozando en la ventana.
(Arias
tristes)
Mi
alma es hermana del cielo
gris y de las hojas secas;
sol enfermo del otoño,
¡mátame con tu tristeza!
Los árboles del jardín
están cargados de niebla:
mi corazón busca en ellos
esa novia que no encuentra;
y en el sueño frío y húmedo
me esperan las hojas secas:
¡si mi alma fuera una hoja
y se perdiera entre ellas!
El sol ha mandado un rayo
de oro viejo a la arboleda,
un rayo flotante, dulce
luz para las cosas muertas.
¡Qué ternura tiene el pobre
sol para las hojas secas!
Una tristeza infinita
vaga por todas las sendas,
lenta, antigua sinfonía
de músicas y de esencias,
algo que dora el jardín
de ensueño de primavera.
Y esa luz de ensueño y oro
que muere en las hojas secas,
alumbra en mi corazón
no sé qué vagas tristezas.
gris y de las hojas secas;
sol enfermo del otoño,
¡mátame con tu tristeza!
Los árboles del jardín
están cargados de niebla:
mi corazón busca en ellos
esa novia que no encuentra;
y en el sueño frío y húmedo
me esperan las hojas secas:
¡si mi alma fuera una hoja
y se perdiera entre ellas!
El sol ha mandado un rayo
de oro viejo a la arboleda,
un rayo flotante, dulce
luz para las cosas muertas.
¡Qué ternura tiene el pobre
sol para las hojas secas!
Una tristeza infinita
vaga por todas las sendas,
lenta, antigua sinfonía
de músicas y de esencias,
algo que dora el jardín
de ensueño de primavera.
Y esa luz de ensueño y oro
que muere en las hojas secas,
alumbra en mi corazón
no sé qué vagas tristezas.
(Arias
tristes)
¿Soy
yo quien anda esta nochepor mi cuarto, o el mendigo
que rondaba mi jardín
al caer la tarde...? Miro
en torno y hallo que todo
es lo mismo y no es lo mismo...
¿La ventana estaba abierta?
¿Yo no me había dormido?
¿El jardín no estaba blanco
de luna...? El cielo era limpio
y azul... Y hay nubes y viento
y el jardín está sombrío...
Creo que mi barba era
negra... Yo estaba vestido
de gris... Y mi barba es blanca
y estoy enlutado... ¿Es mío
este andar? ¿Tiene esta voz
que ahora suena en mí los ritmos
de la voz que yo tenía?
¿Soy yo, o soy el mendigo
que rondaba mi jardín
al caer la tarde?... Miro
en torno... Hay nubes y viento...
El jardín está sombrío...
... Y voy y vengo... ¿Es que yo
no me había ya dormido?
Mi barba está blanca... Y todo
es lo mismo y no es lo mismo...
(Jardines lejanos)
¿Esta música que tocan
en la velada del pueblo,
llega hasta la luna blanca
y triste del cementerio?
Las casas están cerradas,
nadie pasa... allá en el cielo
tiemblan, lejanas y mudas,
las estrellas... ¡Oh! ¡los muertos
que con sus bocas, un día
rojas de sangre, rieron
a esta hora, cuando el vals
se abría hacia los luceros!
Muertos que nos conocimos,
que nos besamos, que éramos
felices, que nos vestíamos
de otra manera y...
Silencio
para siempre... están cerradas
las puertas; allá en el cielo
conversan lejanamente
las estrellas. Y está el pueblo
blanco de luna y azul
de madrugada y de sueño,
al son de esta vieja música
que llega hasta el cementerio.
(Pastorales)
El viaje definitivo
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico.
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.
(Poemas
agrestes)En el sopor azul e hirviente de la siesta,
el jardín arde al sol; huele a rosas quemadas...
La mar mece, entre inmóviles guirnaldas de floresta,
una diamantería de olas soleadas.
Cúpulas amarillas encienden a lo lejos,
en la ciudad atlántica, veladas fantasías;
saltan, ríen, titilan momentáneos reflejos
de azulejos, de bronces y de cristalerías...
El agua abre sus frescos abanicos de plata,
hasta el reposo verde de las calladas hojas,
y en el silencio solitario una fragata,
blanca de velas, surje, entre las rocas rojas...
(Poemas
májicos y dolientes)
La
carbonerilla quemada
En
la siesta de julio, ascua violenta y ciega,
prendió
el horno las ropas de la niña. La arena
quemaba
cual con fiebre; dolían las cigarras;
el
cielo era igual que de plata calcinada.
...Con
la tarde, volvió –¡anda, potro!– la madre.
El
pinar se reía. El cielo era de esmalte
violeta.
La brisa renovaba la vida...
La
niña, rosa y negra, moría en carne viva.
Todo
le lastimaba. El roce de los besos,
el
roce de los ojos, el aire alegre y bello:
—
«Mare,
me jeché arena zobre la quemaúra.
Te
yamé, te yamé dejde er camino... ¡Nunca
ejtubo
ejto tan zolo! Laj yama me comían,
mare,
y yo te yamaba, y tú nunca benía!»
Por
el camino –¡largo! –, sobre el potrillo rojo,
murió
la niña. Abiertos, espantados, sus ojos
eran
como raíces secas de las estrellas.
La
brisa jugueteaba, ensombrecida y fresca.
Corría
el agua por el lado del camino.
Ondulaba
la yerba. Trotaban los pollinos,
oyendo
ya los gritos de los niños del pueblo...
Dios
estaba bañándose en su azul de luceros.
(Historias)
Retorno
fugaz
¿Cómo
era, Dios mío, cómo era?
-¡Oh corazón falaz, mente indecisa!-
¿Era como el pasaje de la brisa?
¿Como la huida de la primavera?
Tan leve, tan voluble, tan lijera
cual estival vilano... ¡Sí! Imprecisa
como sonrisa que se pierde en risa...
¡Vana en el aire, igual que una bandera!
¡Bandera, sonreír, vilano, alada
primavera de junio, brisa pura!...
¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste!
Todo tu cambiar trocose en nada
-¡memoria, ciega abeja de amargura!-
¡No sé cómo eras, yo que sé que fuiste!
-¡Oh corazón falaz, mente indecisa!-
¿Era como el pasaje de la brisa?
¿Como la huida de la primavera?
Tan leve, tan voluble, tan lijera
cual estival vilano... ¡Sí! Imprecisa
como sonrisa que se pierde en risa...
¡Vana en el aire, igual que una bandera!
¡Bandera, sonreír, vilano, alada
primavera de junio, brisa pura!...
¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste!
Todo tu cambiar trocose en nada
-¡memoria, ciega abeja de amargura!-
¡No sé cómo eras, yo que sé que fuiste!
(Sonetos
espirituales)
SEGUNDA ETAPA: ETAPA INTELECTUAL
Soledad
En
ti estás todo, mar, y sin embargo,
¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo siente...
¡Qué plenitud de soledad, mar sólo!
(Diario
de un poeta recién casado)¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo siente...
¡Qué plenitud de soledad, mar sólo!
Mar
Parece,
mar, que luchas
—¡oh desorden sin fin, hierro incesante!
por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte, mar,
en tu desnudez sola
—sin compañera... o sin compañero,
según te diga el mar o la mar—, creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz—¡con qué fatiga!—
a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti solo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
por encontrarte o porque yo te encuentre!
(Diario de un poeta recién casado)
—¡oh desorden sin fin, hierro incesante!
por encontrarte o porque yo te encuentre.
¡Qué inmenso demostrarte, mar,
en tu desnudez sola
—sin compañera... o sin compañero,
según te diga el mar o la mar—, creando
el espectáculo completo
de nuestro mundo de hoy!
Estás, como en un parto,
dándote a luz—¡con qué fatiga!—
a ti mismo, ¡mar único!,
a ti mismo, a ti solo y en tu misma
y sola plenitud de plenitudes,
por encontrarte o porque yo te encuentre!
(Diario de un poeta recién casado)
Cielo
Te
tenía olvidado,
cielo, y no eras
más que un vago existir de luz,
visto -sin nombre-
por mis cansados ojos indolentes.
Y aparecías entre las palabras
perezosas y desesperanzadas del viajero,
como en breves lagunas repetidas
de un paisaje de agua visto en sueños...
Hoy te he mirado lentamente,
y te has ido elevando hasta tu nombre.
(Diario de un poeta recién casado)
cielo, y no eras
más que un vago existir de luz,
visto -sin nombre-
por mis cansados ojos indolentes.
Y aparecías entre las palabras
perezosas y desesperanzadas del viajero,
como en breves lagunas repetidas
de un paisaje de agua visto en sueños...
Hoy te he mirado lentamente,
y te has ido elevando hasta tu nombre.
(Diario de un poeta recién casado)
Intelijencia
¡Intelijencia,
dame
el
nombre exacto de las cosas!
...Que
mi palabra sea
la
cosa misma,
creada
por mi alma nuevamente.
Que
por mí vayan todos
los
que no las conocen, a las cosas;
que
por mí vayan todos
los
que ya las olvidan, a las cosas;
que
por mí vayan todos
los
mismos que las aman, a las cosas...
¡Intelijencia,
dame
el
nombre exacto, y tuyo,
y
suyo, y mío, de las cosas!
(Eternidades)
Vino,
primero, pura,
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.
vestida de inocencia.
Y la amé como un niño.
Luego
se fue vistiendo
de no sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo.
Llegó
a ser una reina,de no sé qué ropajes.
Y la fui odiando, sin saberlo.
fastuosa de tesoros…
¡Qué iracundia de yel y sin sentido!
…Mas se fue desnudando.
Y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica
de su inocencia antigua.
Creí de nuevo en ella.
Y
se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda…
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
y apareció desnuda toda…
¡Oh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!
(Eternidades)
Yo
no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
(Eternidades)
El
poema
¡No
le toques ya más,
que así es la rosa!
que así es la rosa!
(Piedra
y cielo)
¡No
estás en ti, belleza innúmera,
que con tu fin me tientas, infinita,
a un sinfín de deleites!
¡Estás en mí, que te penetro
hasta el fondo, anhelando, cada instante,
traspasar los nadires más ocultos!
¡Estás en mí, que tengo
en mi pecho la aurora
y en mi espalda el poniente—quemándome, trasparentándome
en una sola llama—; estás en mí, que te entro
en tu cuerpo mi alma
insaciable y eterna!
que con tu fin me tientas, infinita,
a un sinfín de deleites!
¡Estás en mí, que te penetro
hasta el fondo, anhelando, cada instante,
traspasar los nadires más ocultos!
¡Estás en mí, que tengo
en mi pecho la aurora
y en mi espalda el poniente—quemándome, trasparentándome
en una sola llama—; estás en mí, que te entro
en tu cuerpo mi alma
insaciable y eterna!
(Piedra
y cielo)
¡Ese día, ese día
en que yo mire el mar —los dos tranquilos—,
confiado a él; toda mi alma
—vaciada ya por mí en la Obra plena—
segura para siempre, como un árbol grande,
en la costa del mundo;
con la seguridad de copa y de raíz
del gran trabajo hecho!
—¡Ese día, en que sea
navegar descansar, porque haya yo
trabajado en mí tanto, tanto, tanto!
¡Ese día, ese día
en que la muerte —¡negras olas!— ya no me corteje
—y yo sonría ya, sin fin, a todo—,
porque sea tan poco, huesos míos,
lo que le haya dejado yo de mí!
(Poesía)
Cenit
Yo
no seré yo, muerte,
hasta que tú te unas con mi vida
y me completes así todo;
hasta que mi mitad de luz se cierre
con mi mitad de sombra
-y sea yo equilibrio eterno
en la mente del mundo:
unas veces, mi medio yo, radiante;
otras, mi otro medio yo, en olvido-.
Yo no seré yo, muerte,
hasta que tú, en tu turno, vistas
de huesos pálidos mi alma.
hasta que tú te unas con mi vida
y me completes así todo;
hasta que mi mitad de luz se cierre
con mi mitad de sombra
-y sea yo equilibrio eterno
en la mente del mundo:
unas veces, mi medio yo, radiante;
otras, mi otro medio yo, en olvido-.
Yo no seré yo, muerte,
hasta que tú, en tu turno, vistas
de huesos pálidos mi alma.
(Belleza)
TERCERA
ETAPA: ETAPA SUFICIENTE O VERDADERA
El
otoñado
Estoy
completo de naturaleza,
en plena tarde de áurea madurez,
alto viento en lo verde traspasado.
Rico fruto recóndito, contengo
lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire), el infinito.
en plena tarde de áurea madurez,
alto viento en lo verde traspasado.
Rico fruto recóndito, contengo
lo grande elemental en mí (la tierra,
el fuego, el agua, el aire), el infinito.
Chorreo
luz: doro el lugar oscuro,
trasmito olor: la sombra huele a dios,
emano son: lo amplio es honda música,
filtro sabor: la mole bebe mi alma,
deleito el tacto de la soledad.
trasmito olor: la sombra huele a dios,
emano son: lo amplio es honda música,
filtro sabor: la mole bebe mi alma,
deleito el tacto de la soledad.
Soy
tesoro supremo, desasido,
con densa redondez de limpio iris,
del seno de la acción. Y lo soy todo.
Lo todo que es el colmo de la nada,
el todo que se basta y que es servido
con densa redondez de limpio iris,
del seno de la acción. Y lo soy todo.
Lo todo que es el colmo de la nada,
el todo que se basta y que es servido
de
lo que todavía es ambición.
(La
estación total)
El
nombre conseguido de los nombres
Si
yo, por ti, he creado un mundo para ti,
dios, tú tenías seguro que venir a él,
y tú has venido a él, a mí seguro,
porque mi mundo todo era mi esperanza.
dios, tú tenías seguro que venir a él,
y tú has venido a él, a mí seguro,
porque mi mundo todo era mi esperanza.
Yo
he acumulado mi esperanza
en lengua, en nombre hablado, en nombre escrito;
a todo yo le había puesto nombre
y tú has tomado el puesto
de toda esta nombradía.
en lengua, en nombre hablado, en nombre escrito;
a todo yo le había puesto nombre
y tú has tomado el puesto
de toda esta nombradía.
Ahora
puedo yo detener ya mi movimiento,
como la llama se detiene en ascua roja
con resplandor de aire inflamando azul,
en el ascua de mi perpetuo estar y ser;
ahora yo soy ya mi mar paralizado,
el mar que yo decía, mas no duro,
paralizado en olas de conciencia en luz
y vivas hacia arriba todas, hacia arriba.
como la llama se detiene en ascua roja
con resplandor de aire inflamando azul,
en el ascua de mi perpetuo estar y ser;
ahora yo soy ya mi mar paralizado,
el mar que yo decía, mas no duro,
paralizado en olas de conciencia en luz
y vivas hacia arriba todas, hacia arriba.
Todos
los nombres que yo puse
al universo que por ti me recreaba yo,
se me están convirtiendo en uno y en un
al universo que por ti me recreaba yo,
se me están convirtiendo en uno y en un
dios.
El
dios que es siempre al fin,
el dios creado y recreado y recreado
por gracia y sin esfuerzo.
El Dios. El nombre conseguido de los nombres.
el dios creado y recreado y recreado
por gracia y sin esfuerzo.
El Dios. El nombre conseguido de los nombres.
(Dios
deseado y deseante)
La
transparencia, Dios, la transparencia
Dios
del venir, te siento entre mis manos;
aquí estás enredado conmigo, en lucha hermosa
de amor, lo mismo
que un fuego con su aire.
No eres mi redentor, ni eres mi ejemplo,
ni mi padre, ni mi hijo, ni mi hermano;
eres igual y uno, eres distinto y todo;
eres dios de lo hermoso conseguido,
conciencia mía de lo hermoso.
Yo nada tengo que purgar.
Toda mi impedimenta
no es sino fundación para este hoy
en que, al fin, te deseo;
porque estás ya a mi lado,
en mi eléctrica zona,
como está en el amor el amor lleno.
Tú, esencia, eres conciencia, mi conciencia,
y la de otro, la de todos,
con forma suma de conciencia;
que la esencia es lo sumo,
es la forma suprema conseguible;
y tu esencia está en mí, como mi forma.
Todos mis moldes, llenos
estuvieron de ti; pero tú, ahora,
no tienes molde, estás sin molde; eres la gracia
que no admite sostén,
que no admite corona,
que corona y sostiene siendo ingrave.
Eres la gracia libre,
la gloria del gustar, la eterna simpatía,
el gozo del temblor, la luminaria
del clariver, el fondo del amor,
el horizonte que no quita nada;
la transparencia, dios, la transparencia,
el uno al fin, dios ahora sólito en lo uno mío,
en el mundo que yo por ti y para ti he creado.
(Animal de fondo)
aquí estás enredado conmigo, en lucha hermosa
de amor, lo mismo
que un fuego con su aire.
No eres mi redentor, ni eres mi ejemplo,
ni mi padre, ni mi hijo, ni mi hermano;
eres igual y uno, eres distinto y todo;
eres dios de lo hermoso conseguido,
conciencia mía de lo hermoso.
Yo nada tengo que purgar.
Toda mi impedimenta
no es sino fundación para este hoy
en que, al fin, te deseo;
porque estás ya a mi lado,
en mi eléctrica zona,
como está en el amor el amor lleno.
Tú, esencia, eres conciencia, mi conciencia,
y la de otro, la de todos,
con forma suma de conciencia;
que la esencia es lo sumo,
es la forma suprema conseguible;
y tu esencia está en mí, como mi forma.
Todos mis moldes, llenos
estuvieron de ti; pero tú, ahora,
no tienes molde, estás sin molde; eres la gracia
que no admite sostén,
que no admite corona,
que corona y sostiene siendo ingrave.
Eres la gracia libre,
la gloria del gustar, la eterna simpatía,
el gozo del temblor, la luminaria
del clariver, el fondo del amor,
el horizonte que no quita nada;
la transparencia, dios, la transparencia,
el uno al fin, dios ahora sólito en lo uno mío,
en el mundo que yo por ti y para ti he creado.
(Animal de fondo)
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